Éste es el segundo de mis recopilatorios, creo que al final me han salido 7 en total así que las publicaciones de mis nuevos trabajos llegarán a partir de mediados de octubre, así me dará lugar a trabajar tranquila y bien.
¿Qué queréis que os diga? Tanto remember es como cuando vas a un restaurante y te ponen un aperitivo mientras esperas la comida. No lo hacen solo por amabilidad, que también, es para que les dé lugar a preparar los platos mientras te entretienen. Y, creerme, sé de lo que hablo, que yo también lo he hecho.
Pues bien, hoy me
toca hablar del que fue, durante mucho tiempo, un gran amigo para mí el telar
circular. He estado años tejiendo con este artilugio y, la verdad, todavía me
queda mucho que aprender de él. Eso sí, creo que en casa agradecen que lo haya
dejado un poco de lado puesto que ya no había rincón sin ovillos de lana,
agujas o de más enseres. Ahora, eso sí, hay otras cosas por en medio...
Aunque al principio
tan solo tejía gorros, muchísimos gorros, la verdad es que se pueden hacer
miles de cosas. Bufandas, cuellos, jerséis, bolsos... Os muestro solo algunas
cosas, porque si no el post de hoy sería como una novela de la tarde, no
acabaría nunca.
En una ocasión me
prestaron un cuello de lana que jamás devolví, cosas que pasan. La dueña legítima
de la prenda me perdonó a cambio de que le tejiera yo uno.
La verdad es que
todavía estoy esperando que venga a buscarlo...
Hace ya un tiempo
que practico yoga (os lo recomiendo, a mí me ha ayudado mucho) y descubrí una
manera de hacer calcetines de yoga. ¡Como churros los hacía, oye!
Creo que al final
hice más que personas conocía, pero era un vicio ya.
Tanto el cuello
como los calcetines los hice a partir de un tutorial, que soy autodidacta, pero
no un genio. Pero un buen día se me ocurrió lanzarme, por pique más que por
otra cosa, y hacer estos cactus amigurumi.
La verdad es que
no quedan nada mal. Me queda pendiente hacer alguno más para mejorar la
técnica.
¡Oh! ¡La Navidad!
Qué bonita, y que gasto de dinero y de espacio en casa. Y, como pude comprobar
tras años y años de poner un señor árbol en el comedor, en mi casa el espacio
nos hace falta, mucha falta. Así que decidí solucionarlo tejiendo uno para
poder colgarlo de la pared.
Lo más bonito fue
pedir colaboración de amigos y conocidos para decorarlos, para que no fuera
solo mi árbol de Navidad, si no el de todos. La gente lo hizo de muy buena gana y en pocos
días lo tenía repleto de adornos diversos.
Y lo más largo
que he tejido jamás, en ocasiones aburrido y todo, pero de lo que estoy muy
satisfecha es esto. Mi bolero envolvente con mangas. Lo vi en una foto, me
enamoré y quise hacerlo, pero no encontré en ningún sitio que dijeran como. Así que me lo
"inventé", por decirlo de alguna manera.
Y por ahora me
despido, que el trabajo aprieta por otro lado... Mi chiky está llorando. ¡Ah! Y recordar que están los enlaces para ver los post antiguos.
Compartamos y
disfrutemos juntos.
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