Durante un tiempo, mi familia y yo, nos hemos dedicado a la hotelería y allí pude desarrollar otra de mis, hasta el momento, aficiones. Siempre entre los amigos he tenido fama de buena repostera y con el tiempo he ido mejorando, llegando incluso a hacer pasteles por encargo para algunos clientes del restaurante. También todos los postres que servíamos los hacía yo y tenían muy buenas críticas, la verdad.
Ahora que ya no
nos dedicamos a eso sigo haciendo pastelitos y tartas para la família y los
amigos. En casa no, Rubén, mi marido, me tiene prohibido hacer crema catalana,
galletas y esas cosas porque dice que nos lo comemos... ¿Para qué lo hago si
no? Así que también quiero enseñaros algunos de los pasteles que se ha comido
la gente durante este tiempo.
Mi primo cumplió
hace nada 4 añazos y, como no, le quise hacer yo el pastel para que lo celebrar
con sus amigos. Lo tenía todo ya planeado cuando su madre me comentó algo de La patrulla canina, que están muy de moda entre los peques. Así que cambio de
planes y pastel al gusto del niño, que para algo era el homenajeado.
Hice pastel para
50 personas, pero los adultos, por eso de la línea, no comieron mucho, así que
sobró un poco bastante y estubimos comiendo pastel mi tía y yo unos días más.
Para otra peque
muy importante en mi vida, la hija de una de mis mejores amigas, que cumplía 2
añitos, también quise regalarle su pastel. Esta vez sin Patrullas caninas, ni
muñecas ni nada de eso. Flores, muchas flores, que es lo que es ella, una florecilla.
Me dio menos
trabajo que la otra, pero creo que estaba más buena... ¡Que leches, las dos
estaban de vício!
Y como no podían
ser menos, también hice para los adultos de la casa, Rubén y un amigo, que
cumplen años con días de diferencia. Lo único que, con la emoción y el trabajo
no pude hacer fotos de ninguno de los dos...
Así que os dejo
la foto de unas migas, para que os hagáis a la idea de cómo acabó la cosa.
Y para terminar,
os dejo algunas de las tartas que me encargaron en el restaurante. Pido
disculpas si las fotos no son muy buenas, pero están hechas deprisa y corriendo
antes de salir a la mesa mientras cantaba, con mucha vergüenza, el "Cumpleaños
feliz" por el comedor dirigiéndome a la mesa de unos desconocidos.
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